lunes, 18 de mayo de 2009

Soledad Puértolas


Lento Regreso a Casa


Este trágica historia evoca una adolescente recordando un verano la cual le ha traído tristeza, agonía, soledad a su vida. Su experiencia la llevó a identificarse con los suicidas y la gente desesperados que se dejan morir. Esta chica se atormenta por el resto de su vida por la incertidumbre que surge al cultivar una relación con un joven que a primera vista conoció. Se trata de un amor en secreto, que vive solo en su mente. Se enamoró de un chico llamado Nacho, el cual admiraba todos los días en la piscina, un verano en el Club de Tenis. Un día saliendo por la puerta del club se encontró con Nacho, él le sonrío, y empezaron a caminar juntos. Ella estaba tan nerviosa que prefirió no decir nada en el camino a su casa. Se limitó a escuchar a Nacho, teniendo cuidado de no caerse de la emoción, ya que no podía creer lo que estaba sucediendo. Frente al portón de su casa, Nacho la invito a tomar un granizado de limón en los Helados Italianos. Con mucha emoción y asombrada la vez acepto con un sí, casi inaudible. Su timidez la perdió y comenzó a hablar. Habló de todo lo que iba hacer y no iba hacer en el verano, habló de su tío y de su abuela, pero nunca le preguntó lo que él iba hacer o que le gustaba. Quería darle la impresión que no le interesaba para nada. Terminaron su limonada y la acompaño a su casa y le dijo: “nos vemos mañana”. Ella estuvo el resto del día y noche maquinando que es lo que Nacho quería decir con que nos vemos Mañana. Ella enfermó y no regresó al Club hasta tres días después. Cuando regreso, Nacho ya no estaba. Jamás lo volvió a ver.
Ese verano experimentó su primer amor y a la misma vez, sintió que su corazón se rompía en pedazos. Vivirá para siempre con la duda de lo que pudo haber pasado aquel siguiente día si no se hubiese enfermado.

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